jueves, 30 de enero de 2020

¡Déjate ahí! (El miedo de los padres a hablar de sexo a los hijos)

¡Déjate ahí! (El miedo de los padres a hablar de sexo a los hijos)



 

¿Cuántas veces no escuchamos esa frase cuando éramos niños? Seguramente muchos oímos esa expresión o alguna versión de la misma.

Obviamente la frase se aplica en ocasiones cuando los niños se tocan en público, pero en estos casos hay que explicar a los niños que hay cosas que no deben hacerse a la vista de los demás y no solamente reprimirlos.

  Incluso sin decirnos la frase, nuestros padres se inventaron la forma de recordarnos tal sentencia 24/7 debido a que el no querer responder a los cuestionamientos de niños sobre temas sexuales, el hacer como que no pasaba nada conforme se iban desarrollando nuestros cuerpos y experimentábamos cambios, el detener una película porque había una escena subida de tono y demás actos similares eran exactamente lo mismo que repetirnos la misma frase (¡Déjate ahí!) una y otra vez.

Intento entender sin éxito, por qué los padres le sacan tanto la vuelta a un tema primordial como lo es el sexo. Sé que puede ser incómodo (sobre todo para papás de generaciones anteriores) hablar de estos temas, pero la información transmitida por los padres puede salvar vidas. Si recibimos la información adecuada de  nuestros padres podemos tener un desarrollo sano, evitar embarazos no deseados e incluso librarnos de contraer enfermedades venéreas. La desinformación puede traer todo lo contrario.

 

Ejemplos de la frase ¡Déjate ahí!

Fulanito hace años, cuando era niño, veía una telenovela con su mamá, de repente un villano y una villana discutían fuertemente, se acercan el uno al otro y comienzan a hacer algo que Fulanito no comprendía; entonces le preguntó a su progenitora: ¡Mamá! ¿Se están mordiendo o se están besando? A lo que la mamá montó en cólera y le contestó: ¡Ay, no hagas preguntas que no debes! Traducción: ¡Déjate ahí!

 Fulanito se sintió apenado ante una pregunta que bajo su perspectiva era natural. Si la mamá creía que no tenía Fulanito la edad apropiada para hablar de esos temas, ¿qué hacía el niño viendo una telenovela con ella?

A Perenganito (niño) lo estaba cuidando su tía, veían una noche la película del Patrullero 777 de Cantinflas. En realidad ya estaba medio dormida la tía; pero Perenganito veía la película. El largometraje incluye la escena de un parto. Cuando comienza esa escena, se levanta la tía medio dormida para apagar la televisión “porque ya era hora de dormir”. Traducción: ¡Déjate ahí!

Zutanito (10-11 años) estaba haciendo tarea sobre educación sexual, en el texto que leía se mencionaba la eyaculación, pero no sabía a qué se referían con eso. “El hombre eyacula para poder tener hijos”, o algo por el estilo se narraba en su libro de texto. Zutanito preguntó a mamá: ¿Cada cuánto ocurre una eyaculación? Él preguntó esto porque sabía la frecuencia con que ocurría la menstruación en la mujer y trataba de entender la eyaculación comparando con lo que ya conocía. A lo que la mamá respondió enojada: ¡Esas preguntas se las debes hacer a tu papá! Traducción: ¡Déjate ahí!

En realidad, en esta historia Fulanito, Perenganito y Zutanito eran la misma persona. ¡Tanta desinformación solo por miedo a hablar sobre temas inapropiados!  No hace falta decir, a como viene la historia, que sus padres jamás le hablaron de sexo. Todo lo que aprendió fue por oídas, trató de prestar atención a lo que se explicaba o “disque” explicaba en la escuela, pero no captó bien.

Sabía que los hijos nacen de la mamá y una compañera comentó en el salón que el hombre le “echaba un liquidito” a la mujer, pero nunca supo ni cómo ni con qué se lo echaba.

Luego un amigo mayor le intentó explicar, le dijo: aquí está la vagina de la mujer (enseñándole una de sus manos) y entonces el hombre… y con dos dedos chocó la palma de la primera mano. Ah ya entendí se dijo a sí mismo Fulanito/Perenganito/Zutanito: es con los dedos. Con dos dedos: índice y medio. Si así lo hizo su amigo…así debía ser.

Tiempo después se dio cuenta en el salón de clases, cuál era la realidad, pero ni siquiera se lo dijo el maestro directamente, lo captó entre los comentarios que hicieron los compañeros y el mismo maestro. No recuerda que algún maestro o maestra haya dicho qué se introduce y dónde. Esa simple frase le habría quitado la ignorancia sobre el acto sexual desde el principio y no se hubiera estado  quebrando la cabeza de cómo se echaba el liquidito o de dónde se sacaba.  

Sé que la historia parece de broma, pero es real y si alguna vez han leído sobre mitos sexuales, comprenderán todas las cosas que se preguntan a maestros, profesionales de la salud, coaches, etc. Son tan increíbles las preguntas que se hacen, que uno no se ríe porque la desinformación, la educación paupérrima y el analfabetismo sexual no son cosa de risa, pero dichas preguntas parecerían escritas por un comediante.

Finalmente, si eres padre o madre, te dejo una reflexión:

 Un maestro nos dijo una vez: si tienen una piscina honda e hijos pequeños. ¿Qué harían: construir un muro bien alto para que los niños no se metan a la misma o enseñarles a nadar? Y prosiguió: Si construyen un muro, los niños tarde o temprano encontrarán la manera de brincarlo, en cambio, si les enseñan a nadar, no va a haber problema el día que entren a la alberca.

Más o menos pasa lo mismo con el sexo, es mejor que los hijos “aprendan a nadar” y no ponerles muros invisibles.

Nota: Hace tiempo pensé en hacer un post como éste y curiosamente hoy leí uno relacionado con la misma temática y me decidí a hacerlo.

El blog es este: https://laleyendadedarwan.es/2020/01/29/la-educacion-sexual-infantil-comienza-a-los-cero-anos/


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